Esto va a cambiar la manera en la que interactuamos con productos para siempre
Espero que tu y tu equipo estén listos para lo que ya está ocurriendo
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Hace unas semanas me hice una pregunta incómoda:
¿Y si todo lo que hemos construido está a punto quedar obsoleto?
Y no lo digo con pesimismo. Siento que es pura claridad.
Todo empezó en junio, viendo el stream del WWDC 2025. Apple Intelligence se había lanzado hace más de un año, y había expectativa por ver qué vendría ahora. Pero lo más revelador del evento fue su silencio. Siri se mencionó apenas dos veces. Y lo prometido se pospuso hasta 2026.
Como usuario de iPhone, esto me molestó bastante (hasta los demandaron por publicidad engañosa). Especialmente al observar cómo otras marcas están implementando funcionalidades de IA más agresivamente. Sin embargo, al explorar alternativas, descubrí que las diferencias no son tan dramáticas.
Recuerdo cuando soñaba con tener un celular HTC. No me acuerdo del modelo, pero sí que era de lejos el mejor. Hoy esa sensación ya no existe. O al menos, no se siente igual. ¿Será que llegamos al punto de estancamiento?
Porque la verdad es que todos siguen construyendo sobre una tecnología que ya tiene casi 20 años (el mismo concepto de teléfono que Steve Jobs presentó el 9 de enero de 2007 y que inspiró a toda la industria).
Y en este momento, Apple claramente no está liderando.
No me malinterpreten, estoy casi seguro de que encontrarán una manera de volver al ruedo (recursos les sobran). Pero ese retorno les va a costar. En dólares, sí. Pero sobre todo en posicionamiento. Ese trono que ocuparon durante décadas como el discutible “líder de la innovación”, hoy está vacío. Y hay otros acercándose para reclamarlo.
Sam Altman compró el estudio de Jony Ive, el diseñador del iPod, iPhone, iPad, entre otros, por $6.500 millones de dólares. Un estudio con apenas 55 personas. ¿Por qué invertir tanto? Porque Ive no solo diseña productos. Ive diseña comportamientos.
Durante tres décadas, este tipo cambió nuestra relación con la tecnología. Eliminó botones. Eliminó teclados. Hizo del diseño una forma de relación entre humanos y máquinas. Y ahora está haciendo algo nuevo. Desde cero. Con inteligencia artificial como punto de partida.
No creo que esto sea otro caso de un CEO con dinero buscando hacer algo “cool”. Esto es una jugada seria. Y si les sale bien, no solo veremos una nueva categoría de productos. Vamos a presenciar el final de la era anterior.
Un Product Designer con el que trabajo lo llama “el fin de la interfaz como la conocemos”. Y creo que ese momento ya empezó.
Según Sam Altman, los productos que vienen no se van a ver. Se van a sentir. Estarán ahí como una presencia.
Y cuando eso ocurra, nada de lo que usamos hoy va a seguir teniendo sentido.
Desgraciadamente, siento que de esto no se está hablando lo suficiente.
De lo que sí se está hablando
Hoy, casi todas las conversaciones que escucho entre Product Managers sobre IA giran en torno a tres frentes:
Pensar mejor con IA
Desde escribir mejores documentos hasta tomar decisiones con más claridad. El uso de IA como “copiloto cognitivo” está de moda. Y lo recomiendo con fuerza. Usar herramientas como ChatGPT, Claude o Gemini para pensar en voz alta, ganar perspectiva y tomar mejores decisiones debería ser parte del día a día.
Automatizar con agentes
Plataformas como n8n permiten construir agentes que ejecutan tareas, ahorran tiempo y nos hacen más productivos. Automatizar flujos o procesos repetitivos ya no es opcional. Es una habilidad básica para cualquier PM.
Construir productos con IA
El auge del “vibe coding”, con plataformas como Lovable, está haciendo que crear productos sin escribir código sea una realidad. Prototipar ideas o lanzar productos en minutos ya no es ciencia ficción. Y va a cambiar, para siempre, cómo hacemos producto.
Todo esto está muy bien. Y es de lo mejor que nos ha pasado.
Pero si eres Product Manager, hay una pregunta que no puedes esquivar:
¿Estás usando IA solo para trabajar mejor… o estás pensando en cómo van a cambiar los productos que construyes?
Porque lo primero te hace más eficiente.
Pero lo segundo define si tu producto va a sobrevivir.
La transición ya comenzó
Hoy existen 8.4 mil millones de asistentes de voz activos, el doble que en 2020. Gartner apunta que 4 de cada 10 aplicaciones empresariales ya incluyen IA conversacional embebida. IDC proyecta que, antes de 2027, 6 de cada 10 interacciones de usuario serán “invisibles”, sin una interfaz tradicional. Y en paralelo, se estima que para 2028 hasta el 70% de las experiencias del cliente ocurrirán a través de interfaces conversacionales impulsadas por IA.
Las pantallas siguen ahí, sí. Pero cada día pesan menos.
Y ahora, los números se convierten en hábito. Uno de cada cinco seres humanos ya busca por voz. En Estados Unidos, más de un tercio lo hace a diario. Y en el trabajo, tres de cada cuatro knowledge workers usan IA generativa para resolver tareas que, hasta hace un año, exigían teclado y pestañas abiertas.
Detrás de estas métricas ya hay historias concretas:
Bank of America atiende 2 millones de consultas al día y resuelve el 98 % sin humanos.
Domino's gestiona el 70% de sus pedidos por canales digitales, con los pedidos por voz creciendo un 160% anualmente.
Boeing integra realidad aumentada con comandos de voz para el ensamblaje de cableado, reduciendo el tiempo de producción en un 25% y prácticamente eliminando los errores.
Y lo interesante es que el impacto de esto no se limita a eficiencia o calidad. También cambia cómo trabajamos y quién puede hacerlo. En el ejemplo de Boeing, trabajadores con menos experiencia logran resultados de experto gracias a instrucciones guiadas por voz y realidad aumentada. La brecha de habilidades se reduce. El conocimiento se transmite mejor. Y las barreras de entrada se hacen mucho más pequeñas.
Esto no se parece a la ola "mobile first" de 2010. En ese momento se trataba de adaptar lo existente a pantallas más pequeñas. Lo que enfrentamos ahora es la desaparición misma de la pantalla. El usuario deja de usar un producto para colaborar con una presencia. Una que entiende intención, contexto y lenguaje natural.
¿Qué significa todo esto? Que el tren ya salió. Y la pregunta ya no es si tus usuarios querrán conversar con tu producto, sino cuándo se frustrarán si no pueden hacerlo.
Esto no es solo tecnología. Es comportamiento.
Las pantallas nos enseñaron a tocar. Los chatbots nos están enseñando a pedir y a esperar que la respuesta llegue sola. Cuando Nielsen Norman Group observó a nuevos usuarios de IA generativa, descubrió que la mayor fricción no era técnica, sino mental. La gente seguía pensando en ventanas, menús y botones. No sabía qué preguntar, ni qué esperar.
Pero ese marco está cambiando rápido. Con cada prompt resuelto en segundos, ChatGPT, Claude y otros están reprogramando nuestros reflejos: escribir en lenguaje natural, saltarnos menús, delegar tareas. Lo que empezó como “jugar con IA para crear imágenes estilo Studio Ghibli” se está volviendo en un patrón de consumo. Si la máquina entiende la intención, llenar diez campos con el dedo empieza a parecer absurdo.
La tecnología modela el hábito. Y el hábito dicta el nuevo estándar.
Más allá del teclado, el cuerpo ya se está adaptando a la “conversación ambiental”. Relojes, audífonos y gafas escuchan. El gesto de hablar al aire (como un loco) empieza a volverse normal. Esa normalización es la puerta de entrada a la próxima etapa de “Zero UI”, en donde los productos dejan de preguntar y empiezan a saber, porque el contexto lo dice todo.
Y ahí, el lazo se vuelve emocional.
OpenAI ya advierte que su modo de voz puede fomentar apego afectivo, con usuarios que sienten al asistente “presente” y lo prefieren a una interacción humana tradicional. Y cuando la relación es afectiva, la tolerancia a la fricción cae a cero. Si tu producto no responde como un "amigo", producirá rechazo.
Por eso, ya no importará cuántos pasos tiene tu flujo, ni cuántos clics toma llegar al final. Importa cómo se siente la respuesta. Porque si no gusta, no forma hábito. Si no forma hábito, no se repite. Y si no se repite, no sirve.
¿Y que hacemos los Product Managers?
Si lo que viene es inevitable, lo único que importa es si estamos construyendo para adaptarnos a la nueva realidad o para quedar obsoletos.
Porque la mayoría de los productos hoy están diseñados para pantallas. Todo el stack (del front al backend) asume que así seguirá siendo el journey del usuario. El problema es que ese supuesto está caducando.
Entonces, tenemos dos caminos. Podemos seguir afinando lo que ya tenemos. O podemos empezar a construir con la idea clara de que la forma en que las personas interactúan con los productos está cambiando. Y nuestros productos tienen que estar listos.
¿A qué me refiero con “listos”? A que si mañana el mercado exige cambiar tu interfaz, no tengas que tirar todo y empezar desde cero. Significa tener una arquitectura que no dependa de una pantalla. Significa que tus servicios funcionen sin necesidad de un botón o un menú. Significa que tu producto se pueda controlar con lenguaje, no solo con flujos visuales.
Y sí, esto exige decisiones técnicas complejas.
Estas son mis recomendaciones:
Reenfocar la visión, hoy. Acepta que tu producto no puede vivir solo en pantallas. Piensa más allá del clic.
Mapear la realidad contra esa visión. ¿Dónde estás parado? ¿Qué tan lejos estás del futuro que viene?
Hacer los cálculos ($$$). Evalúa el impacto real (positivo o negativo) de adaptarte (o no) a esta nueva realidad.
Tomar decisiones estructurales. Revisa tu arquitectura: APIs, desacople de componentes, manejo de contexto en tiempo real. El futuro no puede depender de un botón.
Diseñar un plan en dos velocidades. Una prueba rápida para aprender. Y en paralelo, un plan profundo para refactorizar con visión.
Alinear a líderes y stakeholders. Con una historia simple que todos puedan repetir. Si no la pueden contar, no la pueden apoyar.
Medir la transición. Porque lo que no se mide, no se mejora. Y lo que no mejora, no sobrevive.
Esta newsletter es el resumen de un evento en vivo que tuvimos en la comunidad de Product Rocks. Si quieres profundizar en estas recomendaciones, puedes unirte gratuitamente, acceder a la grabación completa y participar en los próximos eventos. Ahí también encontrarás la Biblioteca de Producto, con resúmenes en español de libros que todo Product Manager debería conocer, y que actualizamos constantemente.
Lo que viene no exige hoy que destruyamos todo lo que ya hicimos, pero sí que lo repensemos y tomemos acción.
No creo que la interfaz vaya a desaparecer por completo. Pero sí creo que muchas van a dejar de ser visibles. Y cuando eso pase, la expectativa de los usuarios también va a cambiar. Lo estamos viendo ya. La gente quiere hablar o escribir, no buscar menús. Quiere pedir, no llenar formularios. Y poco a poco, esa expectativa va a volverse el nuevo estándar.
Sé que hay quienes todavía piensan que esto no va a pasar. Que siempre necesitaremos una interfaz visual. Pero la historia ya nos mostró lo contrario. Los teclados físicos también parecían indispensables, hasta que desaparecieron. Lo mismo con los botones.
Tal vez hoy estamos demasiado apegados a lo que ya conocemos. Pero las señales son claras. Lo que viene es distinto.
Como Product Managers, nuestra responsabilidad no es adivinar el futuro. Es prepararnos para él.
Y este futuro ya empezó.
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Que tengas un buen día 🙏
Rómulo
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El corazón del diseño de productos está en lograr que las personas usuarias tengan un cambio en su comportamiento. Para eso hay que hacer foco en un buen proceso de Product Discovery para comprender que problema vale la pena resolver y que progreso están buscando estás personas usuarias.
A partir de ahí con la tecnología disponible ver la mejor forma de resolver el problema según el contexto de uso.
Super interesante. Espero con ansies novedades del nuevo producto de Salt y Jony. Voy a ir ahorrando jaja